Soy tod@ oídos: La escucha activa

Una de las habilidades básicas en la vida es la comunicación. De hecho, toda relación ya sea de pareja, de amistad, laboral, etc., se basa en comunicar nuestras emociones, sentimientos, necesidades, opiniones, intereses, expectativas, etc.
Entonces no es de extrañarnos que nos interese tanto aprender a comunicarnos, aprender herramientas que nos permiten expresarnos mejor. Es cierto, aprender a expresarnos es una habilidad súper importante, pero a veces le ponemos menos atención a la otra parte de la comunicación que es tan o más importante para mantener una comunicación saludable y asertiva que es: escuchar.
Dentro de una conversación escuchar es una habilidad a la que pocos le ponen atención, todos creemos que escuchamos sin embargo en la práctica le ponemos poca atención a lo que de verdad nos están diciendo.
¿Sabías que hay 2 formas de escuchar a los demás?
Sí, de manera general hay 2 formas de escuchar. La primera es la escucha pasiva: esta es la forma de escuchar que la mayoría de personas utiliza, porque es el tipo de escucha que solo quiere recibir información. Este tipo de escucha es reactiva, escucho para responder. Y la segunda forma se llama escucha activa.
¿Qué es la escucha activa?
La escucha activa es una forma de comunicación asertiva que busca establecer un contacto auténtico con quien estás comunicándote, resultando así en una conexión poderosa y efectiva. La escucha activa puede ser vista como el dar a la persona con la que hablas uno de los regalos más hermosos: tu atención.
Cuando nos enfocamos en escuchar activamente, somos conscientes que el mensaje que nos están dando no viene solo con palabras, sino que esas palabras están cargadas de emociones y sentimientos; al hablar tenemos gestos, tonos de voz, cadencia, posturas, etc. Cuando ponemos atención a todos esos detalles y nos concentramos en ello, podremos finalmente, comprender y entender mejor a quien nos habla.
Pero… eso suena muy difícil
Pues, tener una escucha activa no siempre sale de manera natural, es decir hay que querer conscientemente escuchar de manera activa. Como habíamos dicho al inicio de este artículo, lo más frecuente y natural es que nuestra escucha sea pasiva, que solo nos concentremos en recibir la información para luego poder responder y nuevamente tener el control de la conversación.
Sin embargo, es importante recordar que una comunicación eficaz y enriquecedora necesita no sólo de alguien que exprese bien sino sobre todo de alguien que escuche bien. Pero la buena noticia es que, como toda habilidad, la escucha activa se puede desarrollar, se puede aprender y practicar, y mientras más la practiquemos, más la iremos perfeccionando. Lo único que necesitamos es reconocer lo importante que es esta habilidad y por ende querer aprenderla.
5 sugerencias básicas para trabajar en tu escucha activa
Estas sugerencias están basadas en técnicas de comunicación activas de Carl Rogers y Richard Farson hace mucho tiempo allá por 1957, y están recogidas en el libro titulado “El pequeño libro de la comunicación eficaz”.
1. Escucha no hables
Cuando alguien te esté contando algo intenta evitar hablar de ti mism@. Si alguien te está diciendo “me encantó visitar ese lugar, fue la primera vez que fui” no interrumpas diciendo “ah yo también conozco si es lindo, fui la semana pasada…”. Ten en cuenta que todas las experiencias son distintas y únicas. Escucha la experiencia que te están contando, aunque tu creas saber de qué habla, recuerda que no es lo mismo. Ya tendrás tu turno de contar lo que te pasó a ti, mientras tanto, escucha.
2. Permítele terminar lo que está contando
A veces tendemos a ser muy impacientes y terminamos las frases de quien nos habla, porque creemos ya haber entendido lo que quiere decir. Aunque podría parecer un acto empático, es mejor no interrumpir, permite que cada quien termine sus frases a su propio ritmo.
3. Ser consciente del lenguaje corporal
Cuando pones atención podrías notar el lenguaje corporal de la persona con quien hablas. Si alguien te dice “estoy bien”, pero notas que su gesto y su postura no se condice con sus palabras, podrás entender que de pronto esas palabras en el fondo te quieren decir “la verdad es que no me siento muy bien y me encantaría que te des un tiempo para quedarte y que me acompañes un momento”. Pero también le puedes prestar atención a tu propio lenguaje corporal, podrías asentir con la cabeza, para expresar que estás escuchando y que estás entendiendo, o para mostrar tu conformidad, puedes mirar a los ojos (no fijamente porque podrías asustar), sonríe y utiliza otras expresiones faciales (por ejemplo, para mostrar tu sorpresa).
4. Fíjate y recuerda los detalles de su relato
Presta atención a lo que te están contando y haz comentarios con respecto a ello. Por ejemplo, “ah claro, y me dijiste que el jueves anterior también tuviste mucho trabajo ¿cierto?”, este tipo de comentarios lo que harán es demostrar a la persona que de verdad la escuchaste, y que te interesan sus relatos.
5. Recuerda que no eres juez
En una conversación no siempre lo que se busca es un consejo (a menos que te lo pidan), es mejor que recuerdes que una conversación es eso, un momento de compartir una vivencia, una opinión, sentimientos, por lo que animar a que tu interlocutor siga hablando será una buena forma de mostrar que estas escuchando plenamente. Puedes hacer preguntas como: ¿y luego que pasó? ¿y qué sentiste cuándo…?
¿Cuáles son las ventajas de trabajar en nuestra escucha activa?
Por eso la próxima vez que estés en una conversación y sea tu turno de escuchar, anímate a usar tu escucha activa, verás cómo tus relaciones pasan a un nivel superior de interconexión.